domingo, 26 de diciembre de 2010

TERAPIA CULINARIA






¿Terapia culinaria? Una vez escuche eso, pero nunca había experimentado tan de cerca su significado. Un ritual que duró varios días, se me convirtió en una aventura que transportó mis pensamientos a un viaje de sensaciones terapéuticas muy placenteras y enriquecedoras. Disfruté la experiencia de cocinar convirtiéndola en un bálsamo cargado de imágenes y significados para mi espíritu. Todo se inicio en el momento que decidí realizar unas hallacas. Sabía lo complejo y laborioso de su realización. Estaba consciente del cúmulo de significados presentes en la preparación de este plato navideño que lo convierten en un evento y una celebración muy especial. Me conectaría en un reencuentro con mis raíces y con el significado íntimo de la navidad. El hecho de proponerme hacer este manjar ancestral completamente sólo, ya le otorgaba un giro personalista y altamente catalizador a esa experiencia.

¿Receta? Pese a que desde muy niño solía acompañar a mi familia en el arte de preparar hallacas, no recordaba exactamente todos los pasos y lo que se requería para poder hacerlas. En medio de esta necesidad encontré una receta que quizás fue lo que me despertó un mayor interés en querer hacerlas. Estaba escrita por una mujer a quien quise de manera muy especial y que pese a que ya no está presente en vida, era una manera de rendirle tributo a ese deseo que siempre tuvimos de preparar ese plato juntos. Ya la premisa de que estuviera completamente sólo cobraba un sentido diferente, estaba acompañado por una energía altamente motivadora. Era posible sentirme realmente acompañado en soledad, era posible disfrutar de la soledad como un estado de disfrute energético.

¿Ingredientes? Es como todo, los que hay que respetar para que la comida quede según la receta original, en este caso la de la hallaca caraqueña, y los que uno les agrega de manera irreverente para darle un toque personal al resultado final. Siempre he insistido que en el arte de cocinar como en el arte de la vida, las fórmulas cuando se rompen pudieran llegar a sumar en eso de la autenticidad.

La visita al Mercado fue aleccionadora, escoger el pernil, la gallina, la pulpa negra, el tocino, los ajíes, las cebollas, el ajo porro, los ajos, los pimentones, los limones, las pasas, las aceitunas, las alcaparras, el papelón, la harina, por solo mencionar algunos de los ingredientes más importantes, se convirtió en toda un espejo de cómo normalmente suelo conducirme. Comparar la presentación y la calidad eran las determinantes que más peso tenían para mí, olvidándome de los precios y de algunas particularidades importantes. Meterme en aquel mundo de colores, olores y sabores presentes en el mercado, me conectaban con las interioridades de la cocina. Era dejarme llevar por el instinto y decidir por las carnes, frutas y hortalizas más atrayentes a mis sentidos. Por desconocimiento, pude hacer selecciones equivocadas pero me sustentaba en el hecho de que la intuición es mágica y tiende a no equivocarse. Pero allí estaba otro aprendizaje, el instinto no siempre funciona en las escogencias y algún ají salió picante. El pernil con mucha grasa, la gallina congelada pesaba más de lo que realmente era su peso. Las cebollas y los pimentones muy hermosos y coloridos pero con el precio muy inflado. El ajo importado muy bien presentado pero al contrario del criollo, chiquito y feo, no tenia su mismo aroma .e intenso sabor.

En alguna ocasión escuche que el sabor de la comida podía reflejar el estado anímico de la persona que la prepara. Nunca me había puesto a pensar en la veracidad de ese decir, pero pude comprobarlo a través de la preparación de mis Hallacas. La suavidad y dulzura de un sentir así como la agresividad y fuerza de un padecer pueden llegar hasta el paladar a través de los sabores de una preparación.

Cortar las cebollas en cuadritos me puso a llorar. En principio el llanto se generaba por el picor de la acidez en mis ojos y luego llegue a sentir que esa lluvia se extendía en un sentir mas intimista vinculado a la conexión que cobraban esas lágrimas con mis recuerdos. Fueron horas de picar y picar, en cada ingrediente había un color distinto, Un aroma distinto, una sensación distinta. La música de fondo, una copa de buen vino y la compañía de mis pensamientos. Sentía que una parte de mi se entregaba por completo a esa experiencia de abstracción y disfrute en una expresión que llegue a considerar sublime en mi entrega.

Luego de tener todos los ingredientes debidamente organizados es decir cochino desgrasado, cortado y pasado por agua caliente. La pulpa negra desgrasada y cortada. La gallina blanda y cortada en tiritas. Las cebollas, los cebollines, los ajos porros, los pimentones, los ajíes dulces, los ajos, todos cortados según el requerimiento. El papelón rayado, las alcaparras y aceitunas cortadas y enchumbadas en caldo de gallina, la sal, el aceite, la pimienta, la mostaza, la salsa inglesa, la páprika, el vino blanco Entonces había llegado el momento para la cocción del guiso. Todos y cada uno de los ingredientes necesitaban ser colocados en la candela. Requerían de un tiempo preciso en el fuego para que pudieran quedar con la consistencia, blandura y obtener lo que se llama su punto.En este caso respetar los tiempos era una determinante, romperlos podría haber generado resultados contrarios. Nuevamente encontré paralelismos sobre reglas que no se deben romper y el tiempo de maduración es una de ellas. Nunca puede ser ni mayor ni menor del necesario. No se puede pretender adelantar el tiempo para que algo madure, porque lo crudo se hace presente ni tampoco permitir que se pase el tiempo porque el sabor marchito es el que aparece. Los olores que se emanaban de aquella preparación inundaban el espacio llegando a todos los rincones de mi casa. No había sitio donde no se sintiera la presencia de aquella maravillosa energía olfativa producto de la preparación del guiso que se había apoderado por completo del aire que respiraba.

Amasar, dar color y sabor a una harina sin vida. Sentir como mis manos disfrutaban al tacto de aquella forma manejable, de temperatura cálida y con un toque de sabor dulce a papelón. Recurrir al arte de acariciar, de moldear, de entregar. Por momentos mis pensamientos volaron y me conectaron con sensaciones muy parecidas a las amatorias. Puedo afirmar que aunque se usen los ingredientes exactos de la receta, en esta parte de la historia hay un factor principal vinculado a la energía sensual del amasado que se hace imprescindible. La sensualidad de unas manos dispuestas a entregarse para que esa harina inerte cobre vida en color, sabor y textura de manera armónica y uniforme pareciera ser la clave de un buen resultado. Luego venía el trabajo de convertir aquella masa viviente en bolitas perfectamente moldeadas en tamaño y consistencia.

Llego el momento de hacer lo que se llama el montaje. Ya el proceso de selección y limpieza de las hojas había sido realizado. Preparé diferentes tamaños de hojas, una grande para colocar la masa y el guiso, otra mediana para cubrir y una pequeña en forma de tira para cerrar. Las bolitas de masa las expandí mesuradamente encima de estas hojas grandes formando una capa muy fina de un suave color amarillo producto del onoto que contrastaba con el verde intenso de las hojas. En este caso las hojas se comportarían como un ropaje que necesitaba ser lo más limpio y presentable posible. De igual manera los adornos los había seleccionado y organizado. Las pasas emborrachadas en vino tinto, las aceitunas rellenas bañadas en aceite de oliva, el tocino picado en trozos pequeños previamente cocido, las alcaparras enanas, el pimentón moro picado en tiritas y las cebollas picadas en ruedas finas pasadas por agua y sal. La presentación siempre será el gancho para los ojos. No podía evitar dejar de darle la importancia que exigía esta etapa. Tenía que ser preciso en colocar los adornos necesarios y la vestimenta correcta que le dieran personalidad a las hallacas para el consumo visual de los comensales. Siempre la estética como carta de presentación es lo primero que engancha el interés de querer saber que hay dentro.

El amarrado y el cocinado era el paso siguiente, estaba en la fase final. El proceso había sido largo y sumamente intenso. Pero ver aquellas hallacas terminadas, hermosas y saber todo lo que significó su preparación no tenía precio, pese a que algunas de ellas serían vendidas. Saber que parte de mis pensamientos, de mí energía, de mí pasión y de mí historia estaban presentes en cada una de ellas otorgaba un valor especial a esa labor que se me convirtió en una expresión de vida.

Ahora es el tiempo de probarlas y saber que transmite esa liberación. El disfrute no habia terminado, ahora viene el momento de pasar la prueba ante los paladares del afuera. La terapia continua.

Buen provecho.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Tercera Escena: Amantes, preámbulo.

Frente a mi, su cuerpo desnudo superó la fantasía de la imaginación. Horas antes, mis ojos intentaron traspasar morbosamente un ropaje ahora inexistente. Esta imagen de proporciones perfectas se convertía en una realidad que minimizaba cualquier anticipación en la creatividad de mis pensamientos. El deseo de volcarme en la más calida y ardiente de las entregas apenas estaba por comenzar.

Las velas regalaban un brillo ámbar a nuestra desnudez comparable al de dos diamantes reflejados frente a la luna. Una melodía suave envolvía la habitación y animaba los movimientos que explotarían en sensualidades y ritmos del adentro. Un incienso que se consumía se convertía en el preludio para motivar el olfato en el experimento de los más sutiles e intensos olores corporales. Mi paladar tenía presente el néctar de unas uvas con suficiente cuerpo para preparar mis sentidos gustativos en el preámbulo del mayor de los gozos para una fiesta de sabores

Mi boca no sabía por donde iniciar la exploración de aquel cuerpo que yacía de espaldas en la cama y que palpitaba vibrante a la espera de un masaje sin fronteras. Toque sus pies con mi lengua, uno a uno de sus dedos fueron traspasando el umbral de mis labios. Los jadeos de excitación salían en un murmullo in crescendo. Las ondas de sus fundamentos sintieron la suavidad de mis dientes y la piel tersa y firme de sus muslos y espalda se erizaba cobrando vida propia. Mis manos se fundían milímetro a milímetro en aquel descubrimiento y mi lengua seguía un camino ascendente con paréntesis de concentración que se hacían inevitables.

Las hendiduras de sus entrepiernas aparecieron como una parada obligada en ese viaje de placer. En ese camino hacia el norte se presentaron frente a mis ojos unas formas montañosas regias, firmes, donde mi nariz y mi boca se adentraron y perdieron su identidad. Solo había disfrute en esa penetración. Mi lengua traspasaba el límite de lo externo. Mis manos y mi habla sentían temperaturas cambiantes, fluidos nacientes, en un andar que traspasaba el afuera para convertirse en un unísono con el adentro.

Por momentos cerraba los ojos, el dar placer se me convertía en una experiencia de satisfacción inexplicable. El silencio de la oscuridad me contactaba con la correspondencia a ese dar cobrando más vida y sentido desde mí adentro. También sentía un deseo infinito de que mis ojos fotografiaran cada centímetro de ese paisaje magistralmente salvaje y espectacular donde yo me sentía el único dueño.

La sensación de cabalgar en un baile de sensualidad sobre aquel panorama me hacia un ser infinito. La sangre se apoderaba con la fuerza de una tormenta en la dureza de mi masculinidad llevándola al límite de su expresión . Hice un arco desde la punta de una mano pasando por su espalda hasta la punta de otra mano donde esparcí en un suave goteo una crema fría y blanca que contrastaba con aquella piel calida y luminosa. Uno a uno los dedos de sus manos conocieron el calor de mi boca y en el mismo movimiento ascendente ya me encontraba en su cuello que se me hacia sensualmente atractivo. Mis manos se adentraban en una cabellera frondosa mientras mi boca exploraba sus orejas y le manifestaba murmullos al oido con los más atrevidos contenidos solo posibles en ese momento.

Mi boca estaba desesperada por encontrar su boca. Sus labios carnosos y encendidos me invitaron a entrar, el intercambio de fluidos era interminable. Mi saliva se convertiría en una extensión de la suya, su sabor era perfecto. Sentía la gloria de quien está próximo al más grande de los placeres. Nuestros cuerpos se fundieron en un abrazo tan profundamente fuerte que nos convertimos en una sola masa.

Apenas comenzaba el disfrute, solo me había permitido iniciar una parte de la historia. La noche era larga y la música de nuestros cuerpos había logrado calentarse para el más sublime y apasionado de los bailes.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Una Carta para Ceci

Caracas 02-11-2010

Cecilia que maravillosa oportunidad me ofrece el Universo, a un año de tu partida, para poder expresar en estas cortas líneas un sentir tan íntimo y trascendente en mi conexión contigo y con la vida. El legado que me dejaste es tan inmensamente grande que tu ausencia física no significó un cierre, un olvido o una despedida en el sentido real de los contenidos. Mi contacto hacia ti trascendió en la apertura de un vínculo tan especialmente mágico y de ganancia, que está por encima de lo meramente tangible y material.

Muchas veces me he preguntado como es posible sentir que alguien que ya no está en presencia física, pueda cobrar un existir de manera vigente y real en un sentido tan energéticamente palpable en mi vida. Cómo racionalizar que en mis pensamientos tú presencia se materializa en protección constante, en compañía incondicional, en reflexión subyacente, en apoyo espiritual y se convierte en un sentimiento vital en la más pura de sus expresiones.

Pues si, eres y serás siempre energía viva en mi vida. Eres una referencia de lucha, de honestidad, de humildad y sobretodo de amor en un sentido de entrega tan sublime que no puedo más que sentirme maravillado y agradecido de haber disfrutado tan de cerca eso que eras. En estos días me preguntaba cual es el principal tesoro que tengo y que nadie desde el plano de lo terrenal me podría robar; pensé en el tesoro de mis recuerdos. Solo decirte que alimentaste ese tesoro de una manera tan grande y hermosa que es imposible dejar que cobren vida constante en un sin fin de manifestaciones.

Me parece Increíble que ya transcurrió un año desde tu partida. Me han pasado tantas cosas, y pese al tiempo estoy seguro que sabrías perfectamente todo lo que mi corazón sintió en cada uno de esos momentos. Te llegaste a convertir en una especie de cómplice de vida que simplemente estabas atenta a la más minima expresión que afectara mi vida y mi cotidianidad. Te convertiste en un samán de enseñanza cuyas raíces se cimentaban en la honestidad y en la verdad de tu esencia. Tus ramas generosas y ocurrentes, siempre me arropaban y cobijaban con el más calido, sublime y desinteresado de los cariños.

No me quiero extender mucho, creo que una de las cosas que aprendí de ti fue que el amor se demuestra con acciones y no con discursos. Quiero hacer propicio este momento para regalarte con el arte de mis palabras, que tanto me decías te gustaban, algo un poco parecido a tu significado. Quiero que sepas, donde quieras que estés, que esta escrito con mi alma.

Aventuras del destierro, gritos de libertad
Una rosa en capullo, una flor sin despertar
Aromas guardados, esencia infinita
Heridas adentradas, soberbia del adentro
Pétalos de amor, sonrisas del espíritu.
Alimentos en gracia, manos generosas
Lazos sin sangre, escogencia del alma
Ríos de entrega, regalos de enseñanza
Ocurrencia cautivante, romances de aurora
Allí estas, siempre presente, siempre constante, siempre infinita, vital

Te quiero eternamente... Luis

sábado, 10 de julio de 2010

LLUVIA SANADORA

Desde lo más profundo de su ser salía un llanto contenido en meses. Era una lluvia que presagiaba todo el dolor de un adentro en solitario. En cada gota había sentimiento, una a una formaban un torrente cristalino que calmaba y limpiaba el espíritu de un cuerpo desencontrado. Tenía muchas horas sin dormir, la escritura era una herramienta perfecta para expresar todo su sentir pero aun así no era suficiente. El cuerpo necesitaba drenar en la más básica de sus expresiones.
Sus pensamientos eran de una repetición castigadora. Era imposible no vivir el duelo de aquella ruptura. Era inevitable evitar contactar el significado de una nueva perdida. Una separación más para la lista de despedidas. Una nueva entidad que pasaría a formar parte de una familia atípica en su esencia y en su origen. Alguien más a quien transformar en el significado de su querencia. Un ideal que perdió sentido en el dominio de las pertenencias . Una verdad antigua que se convertía en la mentira de un presente.
No existe otra alternativa que el tiempo, y el lo sabe. Pero ese tiempo ahora parece no existir, el presente quiere exterminar y magnificar todo a su paso. Afuera comenzó a llover muy fuerte, todo se puso nublado, impreciso y frío. No distinguía bien las formas, solo habían siluetas que cobraban realidad en su pensamiento a través del recuerdo. Concentrado en ese paisaje sintió que su llanto se había extendido en ese mensaje que la naturaleza le estaba regalando. El sabe que pronto cesará la lluvia y el paisaje lucirá distinto, despejado, luminoso, renovado y sobretodo dueño de si mismo. Es preciso esperar a que escampe, la lluvia era necesaria, la lluvia era sanadora.

miércoles, 30 de junio de 2010

Una historia por escribir

Un gran amor había terminado, el ego incontrolado era culpable. Alberto quiere desarrollar esa historia para su próxima novela. Tiene un interés especial en ella porque conoce a los protagonistas muy de cerca y maneja la información necesaria para poder contarla. Le cuesta entender como algo tan ajeno al amor pudo ser culpable de aquella destrucción. No tenía autorización para identificar a los personajes, debía ser muy cuidadoso en ese sentido.
Alberto es un escritor de una gran sensibilidad, su historia amorosa había sido intensa y llena de experiencias, eso le permitiría dar fuerza vivencial al contenido de su obra. Tenía la necesidad de llegar al fondo de la naturaleza de los personajes para justificar un final que no le era creíble en la lógica de sus emociones. Necesitaba indagar sobre el significado que los protagonistas tenían sobre el amor y como se manejaron en ese sentido. Tenía que entender cómo funciona una lucha de poderes vinculada al amor, esa que se genera producto del orgullo y que logra ser tan poderosa. Sus protagonistas, según lo que justificaron, fueron victimas de ese mal y no supieron manejarlo. Alberto necesitaba entender eso para poder plasmarlo en su historia.
Después de tanto pensar, se dispuso a escribir. Tenía muchas cosas que contar. Era una historia rica en vivencias, no quería dejar nada por fuera, Mientras más escribía más se conectaba con un amor maduro, especial, rico en detalles, pleno de respeto, de fidelidad y sumido en un equilibrio que vinculaba sentimiento, espíritu y carne en un compartir de perfecta armonía . Fue en ese momento que Alberto entro en la duda si realmente esa pareja de amantes tenían conciencia del tesoro que habían construido. Como entender la naturaleza destructiva y ciega de sus personajes. Fue allí cuando decidió no dar por terminada la historia en los términos reales. Entro en el dilema de las subjetividades del escritor, si había cambiado la identidad de los personajes porqué no cambiar el final.
Ya van muchos capítulos escritos, Alberto aún no sabe como terminar la historia. De lo único que ahora parece estar seguro es que se siente participe de ella. Quizás nunca la termine.

sábado, 26 de junio de 2010

DOÑA BLANCA

Doña Blanca, la dueña de la casa que visitaba, estaba sentada frente a la pared de los recuerdos. Un sin fin de imágenes colgadas recorrían 96 años de la historia de su vida. Al acercarme a ella, una dulce sonrisa brotó de aquel rostro donde muchas líneas dibujadas por el tiempo parecían cobrar vida. Vestía de Blanco y en su cuello un chal rojo destacaba sutil y elegantemente una pródiga feminidad que parecía estar congelada en el tiempo. Tenía los labios pintados en un suave tono carmesí, su cabello plateado estaba muy bien peinado. En un sutil gesto, sus manos delicadamente tomaron las mías y con un calido saludo acompañado de un beso, me daba la más cordial de las bienvenidas. Me pidió que me sentara en un sillón que estaba frente a ella.
No habían pasado cinco minutos, cuando entramos en confianza para recorrer los caminos de esa larga historia que ella tuvo a bien compartir conmigo. Era nuestro primer encuentro, pero sentía que la conocía de siempre. Mi abuela también se llamaba Blanca.
En una pequeña mesa que estaba justo al lado del sillón, en el medio de las dos sillas, una imagen destacaba por encima de todas las demás. Era la foto en blanco y negro de un apuesto hombre, enmarcada en una montura antigua. Ella dirigió su mirada hacia mí y me dijo:
“fueron cincuenta y siete años de matrimonio. Mi primer y único hombre, el padre de mis cuatro hijos”. Mientras me lo decía, su rostro sonreído parecía ser reflejo de un viaje a través de sus pensamientos. “nos conocimos en la fiesta de un club, vivíamos en Carúpano. Yo tenía diez y ocho años, pensaba que me quedaría solterona, ya todas las amigas de mi edad tenían novio en compromiso”.
“Me habían hablado de él y cuando entró al salón inmediatamente lo identifiqué, era el hombre más apuesto que había visto. Yo pensaba que no me gustaban los hombres, pero al verlo entendí que lo estaba esperando. El baile había comenzado y en mi libreta se había llenado el cupo de participantes para las piezas de la noche. Yo era una mujer hermosa, tenia muchos pretendientes, pero ninguno me gustaba. Un amigo de él, que estaba anotado en la libreta, le cedió su turno. Desde ese primer baile, nos enamoramos eternamente”.
Mientras me contaba esa historia recorría con la mirada una a una las imágenes de aquella pared. Las fotos de su juventud, de su boda, las de sus hijos, las de sus nietos y bisnietos.
“Poco después de conocernos nos comprometimos, pero por motivos de trabajo tuvo que irse de viaje. Me escribía unos telegramas que perfumaban ese amor día a día. Los escribía a maquina, yo le pedí que lo hiciera a mano, era la única manera de poder verlo a través de sus cartas”.
“El día que nos conocimos, yo tenía un traje blanco, y en la parte alta del cuello llevaba un lazo rojo que él nunca olvido, nuestro primer beso fue con la mirada”.
Poco a poco, fue relatándome la historia de cómo evolucionó aquel gran amor. De cómo los detalles y el compromiso fueron las claves para soportar todas las dificultades que se le presentaron. Era una historia aleccionadora y que pese al tiempo se mantenía vigente en su esencia como lección de vida.
Cuando estaba completamente embebido en ese cuento, me llamaron y tuve que interrumpir ese mágico momento. Me levante y le pedí me diera la oportunidad de saber mas de ella. Que necesitaba el tiempo suficiente para escuchar esos pasajes de su vida y que si no le importaría me gustaría compartirlos a través de mis letras. Ella me miró directamente a los ojos y me dijo “acá lo espero cuando usted guste, el amor hay que compartirlo, es lo único que realmente nos puede mantener vivos”.

viernes, 25 de junio de 2010

Carta a mis lectores

Hoy decidí nuevamente retomar mi arte creativo a través de la escritura. El arte nos libera, como sabiamente lo dice nuestra guía y maestra Milagros Socorro, en el curso al que asisto. En este momento necesito conectarme con ese significado liberador que me ayude a soltar todas esas ataduras de mí adentro a través del verbo. Quiero disculparme porque tengo conciencia que asumí un compromiso con mis lectores y conmigo mismo de ir sumando en este espacio de creación día a día y sé que me perdí en el foco de las acciones.
Muchas cosas me están pasando que influyen en ese ocultamiento. Una de ellas esta vinculada al hecho de mis propias exigencias. La experiencia de aprendizaje en el Taller de Creación al que asisto me ha resultado confrontadora pero el resultado que esta dando en mí, es altamente gratificante. Necesito tiempo para entender significados y sobretodo para desprender frutos que sean vinculantes a todo el conocimiento que estoy recibiendo. Quiero decir que el aporte del curso va más allá de la teoría, se adentra en la subjetividad del sentimiento y la pasión que surge del arte por si mismo.
Tengo muchas historias que contar y quiero contarlas, No hay excusas para un silencio. Me gustaria mostrar un trabajo que contenga mi alma y mi sentimiento expreso en cada texto. Necesito decir con palabras eso de lo que me nutro con acciones en el día a día y de esas experiencias que aunque no me pertenezcan, el universo me las regala para poder compartirlas.
Hoy pensaba que es muy cierto eso que se dice que de las dificultades tiene que salir algo bueno. Estos tiempos para mí están llenos de dificultades, quiero aprovecharlo para sacar la sustancia de lo positivo. Necesito saber que puedo sacar de ellos y concentrarlo en la expresión de mi arte.
Me comprometo nuevamente a compartir ese trabajo con la firme idea de buscar la excelencia. Espero que este espacio se siga alimentando con la presencia de más lectores y que las respuestas en positivo siempre sumen en esa búsqueda de hacer espejos vinculantes.

viernes, 4 de junio de 2010

Una Carta de Amor


Estoy con deseos de conectarme con ese lado romántico y quizás hasta cursi de mi vida. Pienso que nunca podré evitarlo y a través de la escritura han sido muchos lo momentos que han encontrado asidero en esta herramienta de expresión. Hace algún tiempo envié para un concurso llamado “Cartas de amor” un escrito que me gustaría poder compartir en el blog. A lo mejor ahora lo contaría de manera distinta, quise rescatarlo tal cual lo escribí; en su momento tuvo mucho significado para mí, hoy en especial también lo tiene. Espero lo disfruten.


Hola… quizás esta carta no tenga mucho sentido; pero es una manera de sentirme más compenetrado con eso que me generas. Sé que nunca tendré una respuesta de retorno, pero aún así estoy dispuesto a decirte desde mí adentro todo esto que significas para mí.
A veces me pregunto cómo verdaderamente llegaste a mi vida y te convertirte en ese motor que nutre de energía todo mi ser. Sí muchas veces me pregunto en qué momento me hiciste participe de tu magia, de tu dependencia, de todo eso que me generas y que ni siquiera con palabras logro definir. Siento que estás conmigo desde el mismo momento que atravesé ese túnel de luz cegadora que me puso en contacto con la vida en este mundo de realidades. En ese instante vestías con un traje diferente al que acostumbras ahora, era un traje maternal, muy ajeno al de esa pasión y esa sexualidad que desbordas en esta parte de mi vida. Aún así siempre pienso que esa ha sido tu aparición más contundente e inalterable.
Nuestros primeros contactos fueron de un color suave, de tonos pasteles muy vinculados a mi origen y a mí sangre. De manera sutil, eso me permitió dar los primeros pasos sintiéndome pleno, seguro, protegido y sobretodo me hizo conocerte desde una perspectiva ingenua, poco contaminada. Es cuando recurro a esos momentos cuando logro distinguir la manera en que puedes tener tantos matices y tantos colores. Es cuando también logro darme cuenta cómo puedes tener la versatilidad de generar tantas alegrías y sonrisas pero a la vez también puedes transformarte en tanto dolor.
Aún, pese a los años, recuerdo aquél día que apareciste para dar inicio a eso que vinculó cuerpo, alma, espíritu y corazón y que le dio una dimensión muy distinta y desconocida a mi sentir por ti. Fue en aquel lugar secreto, en medio de una noche anticipada, sobre el vaivén sensual de un chinchorro. Fue tan fácil permitir amarnos, solo importaba descubrirnos en las mas desnudas de las intimidades y ofrecernos ser alegría en el existir de nuestras vidas. Hasta una melodía de moda para ese momento hicimos nuestra y como decía parte de su letra le dimos a la luna de que hablar. Fue una noche maravillosa y permaneciste allí muchos años, años inolvidables, años de un matiz puro, fiel y muy espontáneo; para luego sentir que te perdí. Sí te saliste de mi vida, te transformaste y no me di cuenta del porque. Allí conocí tu primera cara triste.
Paso un buen tiempo para sentir que estabas de nuevo, fue un tiempo de muchas vueltas donde los tropiezos estaban presentes de manera constante. Apareciste con un traje demoniaco esta vez, cargado de sexo y de mucha pasión. El tiempo fue breve, pero no por eso dejo de ser intenso, tanto como el dolor que genero tu nueva partida. Tu rostro estaba en otros rostros tu cuerpo y tu aroma en otros cuerpos pero era solo parte de esa fantasía mental que solo podía llamarse obsesión. Más tarde me di cuenta que solo llegaste a invadir mi tranquilidad y como solían decir mis querencias eras solo una imagen magnificada cumpliendo con esa premisa de que tu sueles cegar
Siguió pasando el tiempo, tiempo de descubrimientos. Una noche apareciste de nuevo, tu traje era de alegría, tu carta de presentación una sonrisa. Le pusiste música a mi vida, le diste sabor a mi existir, pero por sobre todas las cosas me impulsaste para despegar el vuelo hacia mi verdadera autonomía. Nuevamente fueron años de un compartir donde la convivencia era la clave de nuestro crecimiento. Esta vez me sentí más maduro, más consciente. Quizás el destino, quizás una realidad que nos rodeaba, pero nuevamente me vi sin ti en la más compleja de las situaciones. Fue una despedida donde mi vida parecía partir junto contigo. Qué manera de adueñarte de mis pensamientos tienes, es como si me mantuvieras en un estado de compleja inconsciencia y de constante vulnerabilidad.
Tu nueva entrada no tardo mucho hacerse presente, esta vez llegaste para darme ilusión y sobretodo la sensación de sentirte como fuente de inspiración y aprendizaje. Qué manera más hermosa tuviste de seducir mi querencia. Qué manera más sutil tuviste de hacerme sentir el ser más importante para ti en ese momento. Qué manera de generar dependencia de ti, pero sobretodo que manera también de sentir perder mi esencia, quizás logrando con eso que se perdiera también tu interés en mi. Tu nueva partida inesperada y sobretodo cargada de misterio fue dolorosa y termino en un cuadro que amerito ayuda profesional. Me hiciste mucho daño esta vez, pero también me permitiste madurar y reencontrarme de nuevo a mi mismo en un encuentro de dimensiones verdaderamente trascendentes.
Ahora estas de nuevo, que manera tan inesperada y diferente tuviste de llegar. Sabes siento mucha realidad en este encuentro, mucha plenitud, crecimiento, pero por encima de todo siento mucha paz, mucha libertad y mucho contacto con mi verdadera esencia. Ojala puedas quedarte el tiempo preciso, ese tiempo que no conoce de agotamiento, que no conoce de engaños a nosotros mismos; ese tiempo que sólo conoce y se contacta con esa energía mágica del sentir que lo genero; ese tiempo que guarda una completa concordancia con el afuera y con el adentro de eso que somos.
Sería muy injusto no decirte también que has tenido una manifestación a lo largo de mi vida representada en un sin número de seres que día a día le dan color a mi vida. Quizás es tu presencia más pura, no conoce de pasión carnal. Pero si conoce de pasión emocional de fidelidad a toda prueba…. Por eso te vuelvo a repetir que maravillosa manera tienes de colorear mi vida….
Ahora que creo tener un poco de dominio de de tu mágico misterio quiero dedicarte esta carta… a ti, el sentir más irreverente y complejo de mi existir…. A ti, eso que llamamos amor….
De tu mas eterno enamorado…….

LUIS ALBERTO QUINTERO

jueves, 27 de mayo de 2010

A propósito de "Cuando el tiempo descubrió su poder"


El domingo 23 de Mayo pude apreciar la puesta en escena de la obra “Cuando el tiempo descubrió su Poder”. Se trataba en primer lugar de apoyar el trabajo progresivo y profesional del grupo de talentos integrantes del “Gimnasio de Actores”. En segundo lugar tenía interés en descubrir ese supuesto disfraz infantil de la obra, del cual tenía una referencia anticipada.

Desde un primer momento me conecte a través de la música, que sonaba en la antesala, con el mundo infantil de mis recuerdos. Una vez entrado el desarrollo de la obra, esa aproximación infantil tuvo que contactarse con la adultez necesaria para entender de manera más profunda algunos de los contenidos allí expuestos. Ese disfraz cargado de imágenes y símbolos referenciales de tono infantil, paso a convertirse en una excusa inteligente y fresca para lograr contactar múltiples lecturas de mi presente adulto y poder contextualizarlo.

Lo más interesante fue que pese a esa complejidad disfrazada, logre identificar significados y valores básicos que pueden ser de mucha trascendencia para un niño desde la óptica de la enseñanza. La propuesta me mostró virtudes en ese sentido que me parecieron muy valiosas y de las cuales carecen muchas de las alternativas teatrales infantiles en nuestro país. Me quedó claro que el teatro estaba funcionando como una herramienta de aportes infinitos conectada con el mundo del arte, abriendo las puertas de la sensibilidad estética, de la reflexión, de la capacidad de emoción y sirviendo de facilitador para la comprensión, con un estilo y un lenguaje propio, de diferentes visiones y realidades de la vida y del mundo cotidiano que nos rodea.

Desde mi percepción como un espectador adulto más, reconocí en la obra un trabajo interesante, de contenido denso, de mucha uniformidad y compromiso actoral. Pondero la búsqueda por presentar una propuesta inteligente en su concepción. Justificó la importancia de ese disfraz infantil como generador y semillero de enseñanzas en el entendimiento de los paralelismos con nuestra realidad. Quizás es necesario convertirnos en niños de nuevo para cargar las esporas del aprendizaje y conectarlas con la esperanza y la búsqueda de los cambios en positivo.

Le doy una valoración especial a este trabajo por el reto del compromiso. Habría que preguntarle a un niño cual fue su experiencia al respecto.

lunes, 24 de mayo de 2010

Escena de Iniciacion

Esta escena es un ejercicio narrativo que realice para ser leído en clases. Después de su lectura recibí una serie de observaciones importantes por parte del curso y en especial de Milagros Socorro, la conductora del taller, que me contactaron de manera inteligente con sus debilidades y fortalezas. No estaba seguro de publicarlo, sobretodo pensando en las debilidades, pero pienso que sería interesante compartirlo pensando en el tema de la evolución y del registro de los procesos.



Eugenia estaba desnuda, sus pechos erguidos apuntaban hacia el horizonte, los brazos cruzados detrás de la nuca exaltaban su prodiga belleza. Sus piernas húmedas y entreabiertas asomaban unos labios enrojecidos. El susto de la primera vez había pasado, la respiración exaltada y el nudo en la garganta habían desaparecido. En aquella sórdida y reducida habitación de hotel se quedaba el secreto de su inocencia.

El anciano recostado a su lado parecía inexistente, su miembro yacía dormido indefenso entre una maraña de pelos impenetrables. Sus longevos y largos dedos sostenían un cigarro que se consumía lentamente De su boca salía el humo que impregnaba el aire y se entremezclaba con el fétido aroma de su cuerpo. Aun era de día y un hilo de luz que se colaba entre las cortinas amarillentas, recorría el colchón desgastado conectando aquellos cuerpos distantes.

Eugenia en silencio, se paró de la cama, tomó del piso la ropa que minutos antes con premura salvaje le habían quitado. Su mirada ingenua se perdía en aquel rayo luminoso que seguía su camino hasta la puerta de salida. La ceremonia paga de iniciación había terminado. Lo que apenas se iniciaba era la historia de una niña virgen que paso a ser la puta más famosa en aquel pueblo de historias olvidadas.

sábado, 1 de mayo de 2010

Providencia

Esto es un extracto de algo que me gustaría poder seguir desarrollando, espero que genere deseos de querer saber mas.

Ahora que estoy un poco más tranquilo como para poder contar esta historia reconozco lo difícil que fue esta parte de mi vida. Dos meses después de estar preso, supe entender cual era la realidad de mis luces y de mis sombras. Supe reconocer quienes realmente existían, quienes seguirán existiendo hasta el fin de mis días y quienes murieron de manera definitiva.
Era una noche oscura, la carretera apenas estaba iluminada por las luciérnagas del camino. De repente salió algo que no logre divisar bien y segundos más tarde la desgracia se hizo presente. No se cuantas vueltas dio la camioneta, no se cuantos golpes recibí, solo sé que cuando entre en conciencia, la oscuridad externa se adueño de todo. El más grande de los miedos sacudió mi cuerpo. Apenas tenia fuerzas para salir entre un centenar de vidrios rotos y poder encontrarme con una realidad que no quería ver. Busque aferradamente a Violeta, estaba como a cien metros de la camioneta, aun tenía vida. Intente levantarla y en ese justo momento, un grito aterrador se escucho muy cerca, era una mujer que lloraba la muerte de su hombre a quien yo acababa de atropellar.
Fue cuando entre en conciencia de la verdadera gravedad del asunto. En automático y como pude, hice una llamada desde mi teléfono celular que resulto ser salvadora. Minutos mas tarde una patrulla de transito se hizo presente. Me dijeron que me montara de inmediato que una ambulancia llegaría pronto y se llevarían al resto de las personas. No había pasado ni quince minutos cuando casi más de veinte motos inrumpieron la soledad de la noche reclamando la muerte de aquél hombre y pidiendo una venganza que me demandaba. Mi mente no coordinaba, pensaba en la suerte de Violeta, intentaba justificar una y mil veces que no tenia la culpa, que había sido un accidente. Uno de los policías me decía que corría peligro, que esa gente quemaría mi camioneta y que no se quedarían tranquilos hasta saciar su venganza conmigo. Mi cuerpo estaba bañado de sangre entre mezclada con un olor a muerte que me revolvía el estomago, el vomito casi se hacia presente.
No se en que momento partimos de aquella pesadilla, no se el tiempo que paso en llegar a la jefatura civil. En todo el camino mis pensamientos recorrieron una vida que solo había conocido de historias luminosas y que en este momento se transformaban en culpas y desgracias. En tres días partía para Alemania, tenía todo arreglado. Habían sido meses de planificación. Me esperaba un cambio anhelado, una Universidad de renombre, una pareja y un sin fin de oportunidades en ese afuera donde todo me sonreía.
Esa larga y terrible noche solo fue la primera de las muchas que le siguieron a partir de ese momento. Aun tengo presente el rugir de aquellas motos, los gritos desaforados reclamando castigo y los disparos al aire que en aquel pueblo de carretera rompían el silencio de manera desgarrada. Mí adentro no coordinaba bien lo que sucedía. Un sin fin de preguntas que debía responder una y otra ves se convirtieron en el cuento repetido. El teléfono, mi única herramienta de salvación se estaba quedando sin pila. No aparecía ningún rostro familiar que me devolviera el aliento. No sabía de Violeta, el olor a sangre estaba pegado a mi piel.
Ya no había nada que hacer, estaba en la entrada de un infierno que no conocía de retrocesos. La celda me esperaba, un espacio ajeno y desconocido me invitaba a compartir con seres grises un destino truncado. Tenia que ser guerrero, La supervivencia en aquél zoológico me lo exigía. La historia por contar apenas comenzaba.

jueves, 22 de abril de 2010

FANTASIA EN LA OSCURIDAD

Quiero compartir otro breve cuento de mi autoría, espero lo disfruten.

El cuarto está oscuro. Una suave brisa mueve las trasparentes cortinas. Simón no puede dormir, los recuerdos comienzan a invadir su mente. Los ruidos exteriores son señal de que vienen por el . La tembladera es incontrolable, el miedo se apodera de su cuerpo.
¿Será que ese hombre me viene a buscar? ¿Cómo le aviso a mi mamá? ¿Dónde me puedo esconder?
Simón se arropa completamente hasta la cabeza. Un ruido en la pared que está al lado de la ventana le hace pensar que aquel hombre trepa por una escalera para meterse en la habitación.
El niño quiere gritar, pero piensa que se daría cuenta que el está allí. Haciendo el menor ruido, se mete debajo de la cama. En este lugar la sensación era peor. El piso estaba frío y los juguetes no le dejaban espacio. Se acurrucó contra la pared y desde allí la sabana colgada, solo le permitía ver sombras.
¿Se robará mi colección de carritos y mi avión nuevo? ¿Matará a mis tortugas y a mi mamá?
El niño cree que el hombre ya está dentro del cuarto, siente los pasos muy de cerca. Una gran mano intenta agarrarlo.
De repente un fuerte grito llena la habitación. Inmediatamente se prenden las luces y Simón se da cuenta que no había ningún hombre, que solo era su madre la que estaba en el cuarto. Que la mano que se le acercaba, era una pelota que rodaba hacia él y que el ruido que se escuchaba afuera era el de una rama que rozaba con la ventana.
Todo había sido creado en su mente. Días atrás presenció un robo desde la ventana de su habitación y uno de los ladrones mientras intentaba escapar el pensó que logro verlo.
Simón no quiso admitir ante su madre el porqué del miedo que sintió y le dijo que estaba debajo de la cama buscando a una de las tortugas que se había escapado. El grito que dio fue porque pensó la había pisado.
Simón se acostó de nuevo, esta ves logro dormirse rápido. Afuera alguien intenta trepar por su ventana.

martes, 20 de abril de 2010

LETRAS VIRTUALES

Su mente estaba preparada para una actuación más. Su fantasía lo transportaría a una realidad que se hacia cada día mas lejana. Esta noche se conectaría de nuevo con esa abstracción cercana a eso que soñaba ser. Ya estaba nuevamente en posición, su mente estaba lista, sus manos se conducían solas.
Allí estaba el listado infinito de nombres, de seudónimos, de símbolos, de palabras contenidas. El esperaba solo por esas seis letras que no aparecian, que evocaban un nombre inexistente. Tenía varias noches sin verlas, pero el insistía. Coincidir con ellas era su oportunidad para seguir el cuento. La posibilidad de continuar con esa historia donde era pleno, desarrollado, pero por sobre todas las cosas era deseado. El afuera no le permitía mostrar ese lado de su adentro que era invisible e inexistente en su contexto diario. Aquí la realidad era otra, pero pasaban las horas y no aparecía.
Su refugio lo mantenía atado a la impotencia. Ese espacio donde se sentía protegido se convertía en un enemigo presente. Su mente no descansaba, y parecía no haber salida. Definitivamente esas letras contenían en su expresión una realidad excitante, explosiva, inteligente, sobrecogedora. Eran los sonidos callados de un dialogo mágico y morbosamente creativo. Esas seis letras llevaban consigo horas de delirio, horas de fascinación, de placer sexual y una parte de esa felicidad temporal creada en lo mas intimo de su ser.
Fue tan sencillo crear esa edad complaciente, esa estatura respetable, ese físico perfecto; y más aun ese título codiciado acompañado de un mundo material apetecible. Era una carrera de palabras que mientras mejor armadas estuvieran mas convencerían la mentira de un adentro complejamente diferente.
Esta vez sentía que había otra cosa, no importaban las mentiras de sus cuentos. Importaba la verdad del deseo, la autenticidad del sentimiento y la oportunidad de confrontar el destino ante una desnudez que era necesaria reinventar. Ahora que podía reconocer esa realidad, ya no estaba, ni siquiera sabría si estaría de nuevo. Era un peligro que siempre estuvo latente, era el universo virtual que se manifestaba.
Ya es muy tarde en ese mundo de la fantasía que no conoce de tiempo. Quizás algún día aparezca de nuevo ese símbolo contenido en seis letras. El Chat de esa noche acabo. El sueño se traslado al inconsciente. Ahora toca dormir en la entrega de una ilusión que pareciera ser también obligadamente incierta.

jueves, 15 de abril de 2010

Protagonistas del trópico

El ruido y el tráfico en Caracas eran los acostumbrados para un lunes a las doce del mediodía. Estaba en una esquina frente a la Plaza Brión de Chacaito. Me disponía a cruzar la calle y pude escuchar claramente lo que decía a través de su teléfono celular. Era una mujer muy joven, quizás no pasaba los veinte años. Vestía unos jeans ajustados que le daban forma a un cuerpo de proporciones tropicales. “Estoy preñada, y tu bien sabes que ese hijo es tuyo, date por enterado”. Eso fue lo último que escuche, hasta que se me perdió de vista en medio de la multitud de rostros que iban y venían. Me quede pensando sobre el destino de esa mujer. Hasta caí en cuenta sobre el papel protagónico que tenia el celular en un evento que pudiera ser de tanta trascendencia para ella.
Ya en el ascensor del edificio al cual me dirigía, me encontré con otras dos mujeres. Una de ellas casi anciana, vestía una falda negra muy desgastada y una blusa de color blanco añejado por el tiempo. Sus manos resecas y manchadas parecían ser las de una mujer que le tocó trabajar muy duro. Sus piernas varicosas lucían hinchadas y maltratadas. La otra era una de las encargadas de limpieza del edificio. Una mujer gorda pero bien arreglada. Con una sonrisa franca que dejaba a la vista una dentadura incompleta.
“Tengo dos pelotas bajo el brazo” le decía la anciana, “aún no se si son malas o buenas. No puedo tomar reposo, ahora en la casa hay otra boca más, Carmen parió una niña y la pobre esta sin trabajo. Los dolores no me dejan levantar bien el brazo” El ascensor paró en el piso cinco y las dos mujeres se despidieron. “Pobre mujer, me dijo la encargada de limpieza, La entiendo perfectamente. A mi me toco criar cinco muchachos yo sola, tres míos y dos de mi hermana menor. No es fácil y mucho menos en esta situación, pero que se puede hacer”
El ascensor ya estaba en el piso doce y me tenía que bajar. En ese breve instante, mientras caminaba por el pasillo que me conducía para la oficina pensaba en el destino incierto y vinculante de las protagonistas de esta historia.

miércoles, 14 de abril de 2010

ENCUENTRO CON ELLA


Allí está ella, el espacio es el mismo que todas las noches cobija la melancolía de sus pensamientos. El escenario nocturno refuerza la intensidad de un sentir desbordado. El silencio de su adentro se ve irrumpido por aquel monologo con la nada sin sonidos presentes.

¡No, llorar no! ¡Gritar, eso es lo que quiero!

Gritar a todos mis angustias, mi desesperación y mis deseos reprimidos. Vaciar este peso que me oprime y me hace daño.

¿Pero para que? Si solo logro desahogarme en la nada, despertar más soledad sobre mi vida. No existen oídos que me comprendan. Solo están estas cuatro paredes, las mismas que siempre se cargan, las mismas que siempre se llenan de fantasmas que día a día crecen y me hacen compañía.

¿Pero que soy? ¿En que me estoy convirtiendo? El paso del tiempo no me perdona, las grietas se convierten en la sorpresa de cada despertar. Me desfloro sin ni siquiera haber florecido. Mi vientre humedo se seca.

Pero… si eso es lo que soy un ser lleno de complejos, con deseos reprimidos, con ansias muertas. Una ilusión perdida en la búsqueda de un sueño.

Cómo quisiera ser seducida, sentir dentro de mí la fuerza que despierta al ser animal. Saciar lo que estas manos ya no logran satisfacer. Perderme en los rituales del amor. Despertar la poca fecundidad que me queda. ¡Sentirme Mujer!

Quisiera que mi cuerpo se nutriera con la misma fuerza que brota sangre de mis entrañas. Pero me encuentro sola, Afuera todo es lejano y una tinta gris pinta la silueta de mi ser. Pertenezco a una realidad que no me reconoce.

¿Pero que realidad? Una falsa, una mujer realizada para una cuerda de estúpidos que no comprenden de esencias. Una realidad que no soporta imperfecciones, Una realidad que me considera un objeto inútil.

Una vela se consume frente a su rostro con una fuerza imparable, con una luz exuberante y despierta una mirada celosa que no la refleja.

Allí continúa ella, niña bonita, niña soñadora, cuento de hadas.

Sueno perdido, vacío en la nada…

Siluetas quemadas.

sábado, 10 de abril de 2010

Ensayo para una escena

En un trabajo que debo realizar para el Taller de creación Literaria tengo la tarea de crear una escena para una historia que podría desarrollar en lo futuro. Esto es un pequeño ensayo mostrando varias escenas en parte de un relato , aun debo pulir y resumir mucho más el contenido. La ubicación de estas escenas dentro de la historia, en este momento no importa. Me gustaria saber si les genera deseos de querer saber más sobre un antes y despues de este relato .
En el piso tres de la Clínica está el consultorio del Doctor. De allí nos remitirán al piso siete donde le practicarían su primera sesión de quimioterapia. Llegamos dos horas antes y nos instalamos a esperar al final de aquel largo y frío pasillo. Ya en su rostro había señales evidentes de una descomposición anticipada. No podíamos evitar revivir los momentos por los que había pasado nuestra gran amiga hacia apenas un año. Esta escena parecía pertenecer al mismo guión de aquella triste historia, solo que con otra protagonista.
Pronto comenzaron a llegar los participantes que venían al evento del coctel químico, algunos como acompañantes y otros como consumidores. Parecían una comuna de cómplices. No tardo mucho cuando comenzaron la encuesta de evaluación para la principiante del día.
“Primera vez” le pregunto una señora con un dejo de valentía y experiencia, mas adelante, reconocimos que era solo un escudo para ocultar el terrible miedo que llevaba en lo mas adentro de su ser. Toda la atención se centro en Victoria sin poder evitar que se viera expuesta a desnudar su enfermedad a una serie de desconocidos que se convirtieron en ese momento en la referencia de las más insólitas situaciones de vida.
Su rostro asustado parecía no asimilar el interrogatorio obligado y mucho menos ocultaba la sensación de asombro ante tanta información que le llegaba sin ningún tipo de anestesia. Cada historia contada revelaba una realidad fuerte, intensa, diferente; lo único que las vinculaba era la existencia de un mal que no conocía de edad, sexo, color de piel, educación ni poder adquisitivo.
Ya eran las ocho y media de la mañana, El doctor no llegaba aún y mientras, la situación en la sala de espera del consultorio era la misma que en una sesión de terapia pública desordenada donde los roles entre los conductores y los conducidos se alternaban. Entre ellos se preguntaron por alguien ausente ese día y en sus rostros quedaba la incógnita si era una ausencia definitiva o simplemente que su tratamiento había terminado. “El murió la semana pasada”, “Que cosa, se entregó tan rápido y eso que se le veía tan fuerte” fueron las ultimas palabras que me atrevi a escuchar y sali a tomar un poco de aire, la ansiedad me estaba asfixiando.
La enfermera fue llamando de uno en uno según el orden de llegada, para que entregáramos las medicinas y los informes. A nosotros nos toco de primeros, ese día no llevamos el arsenal de químicos que muchos de ellos tenían en pequeñas cavas. Por suerte, El médico nos donó las primeras medicinas de esta sesión.
Le pedí se quedara sentada, con el argumento de su agotamiento. No quería que se enterara de cuan avanzada estaba su enfermedad y por eso me las ingeniaba para que no tuviera contacto con los informes médicos ni con los resultados que se debían entregar. Me encargaba de manejar secretamente todos los papeles en mi empeño de hacerle sentir una especie de ilusión que ella sostenía, haciéndome creer que no se daba por entendida. Mucho tiempo después lo reconocí, fui muy tonto en subestimar la agudeza de aquella mujer a pesar de los casi veinte años que tenía conociéndola.
No paso mucho tiempo cuando ya estábamos en el piso siete, y ella se mantenía atada a una serie de cables que eran alimentados por aquel veneno químico. Nuestros rostros se miraban y en lo mas intimo de nuestro pensamiento estaba la idea clara de que aquello tenía como única opción atrasar la agonía de una muerte anticipada.

jueves, 1 de abril de 2010

FANTASMAS

Quiero compartir otro cuento corto de mi autoria, espero lo disfruten.
Estoy sentado frente a las rejas. El piso agrietado se siente frío, las paredes están húmedas, un sin fin de historias se pueden leer en ellas. Siento una distancia muy corta entre estos muros. La soledad y la oscuridad me asfixian.
Oigo ruidos, escucho voces, pero no siento la presencia de nadie. No tengo idea del tiempo que llevo en este lugar. No tengo conciencia de mi edad, no logro saber si es de día o es de noche.
“Yo no tuve la culpa”, me lo repito una y otra ves, lo que sucedió fue inesperado. El miedo se apodera de mi cuerpo. Me arrastro en el piso. Las tinieblas que siempre me han acompañado ahora son más grandes, más grises, más inesperadas. A mi mente viene la imagen del rostro sin vida. La misma que desde el principio me amenaza. Sus ojos me miran lánguidos, el color de una piel amarillenta alumbra la oscuridad de mis imágenes. Si, allí esta, se que viene a vengarse.
Para mí las cosas nunca fueron fáciles. En mi vida todo fue negro. Solo era la oportunidad de ver claridad en mi horizonte. Todo paso muy rápido, él no tenía porque estar allí. Todo hubiera salido perfecto. ¿Porque tuvo que ser así?
Se acerca, siento los pasos muy cerca. No tengo salida, tengo que escapar. El calor me esta quemando, es como una fogata que esta en el afuera y en el adentro de todo mi ser.
Quiero evadir esta realidad, cierro los ojos pero siento su presencia más cercana. Ahora está vivo, su mirada penetrante me acusa, me señala. El corazón me palpita más fuerte que nunca. Su sonido es como un tambor dentro de mi cuerpo que esta a punto de reventar . Allí esta la rata que siempre me acompaña, cuanto no daría por estar en su lugar y escapar por esa rendija camino a mi libertad.
No creo que pueda seguir viviendo con esta culpa. Los segundos son horas y la soledad esta acompañada de fantasmas.
Es muy tarde, está amaneciendo,en la celda un hombre pelea con la nada.

martes, 30 de marzo de 2010

VERDADES QUE LIBERAN

Leyendo la noticia de que Ricky Martín reconoció públicamente su homosexualidad se me ocurrió escribir sobre esas verdades que son tan difíciles de decir pero que una vez dichas son tan liberadoras y generan tanto crecimiento. Y es que me pongo a pensar cuanto dolor, cuanto trabajo y sobretodo cuanta infelicidad se habría ahorrado mucha gente con el solo hecho de atreverse a vivir en contacto con el mundo de sus propias verdades, tanto en el afuera como en el adentro de su existir. Se que es un tema álgido y que no es tan fácil de digerir ni de confrontar para una gran mayoría; pero aun así pienso que si tomáramos conciencia de lo importante que es vivir en un plano frontal y autentico se nos haría mucho mas fácil trascender en el espíritu de eso que podríamos llamar plenitud humana.
Cuantos de nosotros no conoce una historia de alguien, por no mencionar nuestras propias historias, que permanece oculta y que es una especie de castigo con la que se tiene que vivir por el solo hecho de no pertenecer al código de verdades que pueden ser manifiestas. Quizás hay incluso historias dentro de nuestro propio núcleo familiar, dentro de nuestro propio núcleo de amistades y dentro de nuestro propio espacio laboral, por solo mencionar algunos espacios, que se pretenden mantener ocultas cuando en realidad pertenecen a cuentos por todos conocidos y que no salen a flote por mantener el masoquismo de seguir alimentando una mentira y de seguir castigando a todos los involucrados de esa historia, haciéndolos presos de su propio mundo. Creo que pertenecemos a una cultura del dolor, del castigo y del drama a la que constantemente debemos rendir tributo y quizás eso sea lo que mas imposibilita tener una verdadera autenticidad, en muchos casos, para movernos en el mundo de nuestras propias verdades.
Se me vinieron a la mente muchas historias ocultas que conozco y que me han llegado de diferentes maneras con las cuales podría escribir miles de páginas. Todas ellas vinculadas a un sentir que muy en el fondo solo muestran en buena medida la cara de las sombras humanas. Pero porque no dejar que esas sombras fluyan, porque no permitir que afloren, si también forman parte de un todo. Será que estamos confundiendo nuestra propia felicidad con una felicidad externa que no se puede proyectar en su esencia. No se, creo que esa parte de la historia es distinta y el tiempo me esta enseñando a entender que somos parte de un todo que viene acompañado de luces y sombras y que mientras mas nos podamos mostrar en ese sentido, mas plenos y elevados podemos llegar a ser como individuos.
Nunca es tarde para una verdad liberadora y bien por todos los que logran ese reencuentro con su propia autenticidad sirviendo de espejos proyectantes como referencia de vida.

lunes, 29 de marzo de 2010

LA MUERTE COMO SIGNIFICADO

¿Que significado tiene la muerte? Esta pregunta, hace algunos años tendría una respuesta completamente diferente a la que hoy en día tiene para mí. Y es que después de vivir tan profundamente, en un encuentro casi místico, la partida de un ser querido fueron muchos los conceptos y muchas las incógnitas que se me revelaron y que le dieron una dimensión completamente desconocida al significado de la muerte en mis pensamientos.
Aún tengo grabado en el recuerdo esas ultimas horas donde estuve tan de cerca en la partida de un ser muy trascendente en mi vivir. El sonido intenso de una respiración forzada que segundo a segundo se convertía en la principal manifestación de que aun había vida en un cuerpo que parecía ya no tener alma. Aún está presente ese ritmo sonoro que cada vez se hacia mas lento. Esas pausas que torturaban mi mente y que se convirtieron en medio de una noche oscura y silente, en un sonido hipnótico que me permitió abstraerme en el momento del clímax terminal. En ese instante empecé a entender que la muerte objetivamente, como una realidad, se resumía en la ausencia de ese último respiro. Por otro lado como significado subjetivo, trascendía a un plano mucho mas profundo que incluía todo aquello que en la vida había preparado tanto a ese ser así como a mi persona, para poder sentir que verdaderamente ese cuerpo que estaba allí tendido en la cama de un hospital, sin signos vitales, realmente había muerto. .
Muchas veces me había preguntado sobre como se sentiría estar en contacto tan de cerca con la muerte. Era como una especie de pensamiento morboso que para mi cobraba una dimensión importante en cuanto a la valoración del significado de la vida. Ahora, después de lo vivido, estoy seguro que la única forma que tengo de entender y aceptar la muerte como parte de la vida es dándole su justo valor y conectándome con ella desde una dimensión natural que me permitirá en lo futuro poder partir en paz.
Entendí que hay muchos seres vivos que aún teniendo la oportunidad mueren sin ninguna preparación para ese momento terminal. .Entendí que mientras más nos preparemos más fácil será la partida y mucho menos traumático será pasar por ese trance, para todos incluso para lo que nos quedamos. Estoy seguro que debe existir una parte intuitiva en el adentro de todo ser, que pueda anticiparse o conectarse con el deseo de prepararse inconscientemente para algo que tarde o temprano nos tocara vivir. Pero pareciera ser que esa parte permanece dormida y solo en momentos de impactos muy fuertes es que se activa y cobra fuerza, por lo menos lo siento así en nuestro contexto cultural.
Conocer el significado de la muerte nos puede hacer la vida mucho mas grata. El perdón, la humildad, la unión por solo nombrar algunos significados pueden adelantarse en el vivir diario si cobramos conciencia que son experiencias liberadoras. Entonces me pregunto ¿Porqué esperar sentir la muerte cerca?, ¿porqué no anticiparnos?
Creo que es mucho lo que podemos ayudar a un ser que esta en un proceso terminal si conocemos y maduramos estas herramientas. Pero antes que todo es cuestión de concientizar la muerte como una realidad. Reconocí en mi experiencia personal, que el amor como esencia, el contacto de piel, la protección y la compañía incondicional son instrumentos básicos para hacer aflorar en esos seres que están próximos a partir la necesidad de cerrar el ciclo que los conduzca a una muerte verdadera.
Es mucho lo que me gustaría compartir sobre mi experiencia vinculada al tema de la muerte. Creo que saldrían muchas páginas. Quizá aun no estoy del todo preparado para poder llevarlo sobre el papel; pero si me gustaría sembrar la semilla sobre este sentir. Expresar lo importante de que reconozcamos en vida el significado de la muerte. Que le demos un valor que nos reconforte día a día en el arte de saber vivir. Que nos permita visualizar sin temor la posibilidad de trascender a un plano superior. Donde los misterios no se conviertan en sombras, más bien al contrario, se conviertan en esperanza de vida.
Estoy consciente de que hay muchas muertes que parecieran ser inaceptables, sobretodo cuando son accidentales, o se tratan de niños que no pudieron ni siquiera conectarse con la conciencia de los significados de la vida. Pero justamente es allí donde creo que la preparación de la cual hablo puede ayudar, a los que nos quedamos, a entender estas situaciones como parte de un proceso donde unos nos vamos antes que otros. El universo nos ofrece una oportunidad única día a día, mientras podemos sentir un palpitar en nuestro corazón, para poder reencontrarnos con ese momento de partida otorgándole un verdadero y justo valor al significado de la muerte como experiencia de vida.

viernes, 26 de marzo de 2010

MIRANDA

Allí está Miranda, los años le han borrado la belleza salvaje que desato aquella pasión y el más voraz de los apetitos en Salvador, el hombre que nunca pudo pertenecerle completamente. Son casi treinta años los que han pasado desde aquel día en el cual se conocieron y le dieron rienda suelta a un desenfreno prohibido frente a los ojos de una sociedad empeñada en imponer las reglas sin enseñar a respetarlas.
Desde el primer momento ella se convirtió en la musa necesaria, para un artista reconocido que supo encontrar en aquella hermosa muchacha la manera de convertirla en el juguete mas preciado de su loco frenesí. Desde los primeros encuentros sus cuerpos lograron encajar perfectamente en los juegos de las más ardientes pasiones. No hubo preámbulos, no fue necesario un conocimiento previo. Aquellos seres se vincularon como si estuvieran predestinados a pertenecerse carnalmente el uno al otro desde el mismo origen de sus esencias. Cada encuentro prendía fuego a una historia que desde el principio estaba determinada por el misterio de aquello que era desconocido y que quizás no podía ser.
Los primeros años pasaron sin que ella se interesara en profundizar más allá de lo necesario sobre el porqué de esa historia con aquel inspirador hombre. Fue en el justo momento en que la pasión empezó a mermar cuando surgió como necesario buscar tierra y bases que dieran sustento a un vinculo que se movía desde el afuera. Como hacer ahora que una parte de ella no estaba preparada para asumir las mas crudas de las verdades. Como hacer ahora para vivir entregada a una historia que la hacia presa de sus emociones sin posibilidad de escape.
Fueron muchas las horas de llanto, fueron muchos los intentos fallidos de una ruptura que nunca se pudo dar. Pero allí continúa Miranda, fiel a una historia que no conoce de preámbulos, donde ella nunca fue la protagonista del cuento. El tiempo fértil pasó, no hubo oportunidad de aprovecharlo. Sería poco oportuno para el relato y no podía estar escrito en el libreto. Había que conformarse con los encuentros a medias y con el suspiro de una tinta gris que nunca conoció el brillo primario.
Era difícil entender como aquel cuerpo tomaba la forma del tiempo, y se transformaba en una materia que daba cabida a líneas profundas y grasas indeseadas. Como poder entender que aquella silueta se modificaba por fuera pero por dentro el sentir desatado y entregado seguía siendo el mismo que desde un principio estuvo presente. Como entender que su propia naturaleza femenina se habia convertido en su peor enemiga.
Ya es tarde para encontrar explicaciones. Allí esta Miranda sentada en la silla de una funeraria frente al ataúd del único hombre que creyó amar. Son miles las preguntas que surgen en su mente son miles las posibilidades de un retroceso imposible de encontrar. No estaba preparada para esta libertad.
Allí esta Miranda, siente en sus hombros la mano calida de Lucia su inseparable hermana, la esposa de Salvador .. Ambas parten camino a enterrar una historia que pareciera nunca haber comenzado.

jueves, 25 de marzo de 2010

SILUETAS

Quiero compartir con ustedes un breve cuento de mi autoria. Espero lo disfruten...

Dos campesinos salieron del pueblo una tarde para adentrarse en la montaña. Una intensa luz naranja pintaba el paisaje, una manada de loros surcaban el cielo con silbidos agudos que llenaban el ambiente de ecos desatados. Llevaban provisiones para varios días, la carga era pesada y el camino largo. Caminaron por un sendero claro con olor a tierra mojada, cuando cayo la noche prendieron fuego y guindaron sus chinchorros en dos árboles de aquel monte tupido. Mientras calentaban la comida, en aquel fogón improvisado, uno de ellos recordaba a su mujer. Su cara hablaba de añoranza. Un cielo especialmente despejado y lleno de un sin fin de estrellas acompañaban aquellos pensamientos. Muy pronto terminaron la faena y cayeron en el más sereno de los sueños.
De repente, un fuerte y desgarrante alarido se escucho a lo lejos. Los dos hombres brincaron exaltados de sus chinchorros y se miraban a la cara con una expresión que no disimulaba el miedo que les corría por todo el cuerpo. Solo se escuchaba el cantar de los grillos y la respiración acelerada de aquellos dos seres. Ese espacio de silencio fue roto con un grito inusitado y violento de unos de ellos:
“Busca la escopeta que esta en el lastre”
“Búscala tú que yo de aquí no me muevo”
Sus rostros reflejaban terror. Pasaron varios minutos inmóviles, sudorosos, eran como dos estatuas cautelosas ancladas al piso. De repente y de manera simultánea los dos corrieron en busca del arma.
“Yo creo que el ruido vino de aquél matorral” dijo uno de los campesinos… Su voz era entrecortada y sus pasos eran firmes.
Los dos caminaron en dirección de aquellos arbustos densos, oscuros. De pronto los árboles a su alrededor se convertían en hermosas mujeres sin rostro, eran siluetas que mostraban cuerpos de proporciones perfectas.
Los dos campesinos nuevamente se quedaron paralizados ante aquel espectáculo mágico que sucedía. Las ramas de aquellas arboledas se convertían en brazos y los troncos tenían formas femeninas que hablaban de fecundidad y que se movían en un baile sinuoso, bucólico, apasionado. Aquello que pasaba les parecía un sueño. Sus mentes dejaron de actuar y paso seguido se dejaron llevar por la seducción de aquellas imágenes, de aquellos vientres seductores… Corrieron desesperados en dirección de aquél mágico llamado.
Está amaneciendo. Se escucha el cantar de los pájaros, las flores silvestres amanecieron bañadas en un rocío que abrillanta aun mas sus vivos colores.. El paisaje luce encantador. En el fondo de un barranco yacen dos cuerpos sin vida.. Todo parece normal en la Montaña encantada… Pocos conocen su salvaje belleza, en el pueblo dicen que el diablo habita en ella…

La bruma desoladora

Caracas se me esta mostrando como una ciudad llena de imágenes y contenidos particularmente oscuros envueltos en una atmosfera nada motivadora. He tenido la oportunidad todos estos días de ponerme en contacto, como ciudadano de a pie, con una urbe que no reconozco. El paisaje realmente luce desolador, existe una especie de bruma grisácea que no está muy distante de la energía que transmiten muchos de los rostros que se me cruzan en el camino. Por momentos llego a pensar que la naturaleza en pleno está expresando el dolor que siente por tanto daño recibido, y esos rostros y ese paisaje urbano son solo la señal palpable de una época donde las cosas lucen sin luz propia y con un destino poco prometedor.
Tras esa cortina gris el Avila se desaparece a mi vista y eso acelera más un palpitar de vacío donde son muchas las imágenes de coincidencia que me vienen a la mente con respecto a eso que ya no esta o que pareciera desaparecer. Me pregunto donde dejamos la esencia que nos identifica en esa autenticidad de la que siempre hacemos alarde. Será que esa sequía del ambiente, así como esta consumiendo al símbolo mas preciado de nuestra ciudad, también está matando la vitalidad y el verdor de nuestra propia naturaleza como seres humanos.
Y es que tantas carencias, tanta violencia, tanta basura acumulada, tanto miedo, tanta anarquía, y tanto ruido de opiniones, por solo mencionar algunos aspectos, solo pueden ser posibles en un medio donde desapareció el orden y donde pareciera desaparecer la esperanza. Y es que al caminar por las calles de esta ciudad, el paisaje solo refleja un cuadro crudo, duro y áspero que muchos de nosotros no nos atrevemos a pintar por temor a encontrar colores en la paleta que le darían vida a un fuego que nos consumiria. Quizás preferimos refugiarnos en la seguridad de un hogar que nos aísle del afuera pero que sencillamente tarde o temprano también se vera afectado por esa oscuridad que lo rodea.
Me pregunto que tanto podemos permanecer ajenos a esa verdad que nos está consumiendo. Será que tanta bruma en los ojos no nos permite ver más allá de nuestros propios intereses. Será que tenemos que conformarnos con ver desaparecer la sonrisa amable, el verdor del afuera, la claridad del pensamiento y por sobre todas las cosas la tranquilidad de poder vivir en paz. y después reconocer que todo eso nos esta afectando.
Muchas luces se están apagando y muchas sombras están desapareciendo. La costumbre como conducta puede hacer que esa bruma continúe cegando la inteligencia de una gran mayoría. Se me ocurre pensar que tan fuerte puede ser el poder de las ideas y del pensamiento conectado en positivo para encontrar soluciones..
Será posible apagar el fuego? Será posible seguir caminado en medio del caos y aun así palpitar en búsqueda de nuevas ilusiones sin dejarse abrumar por pensamientos desoladores… Solo espero que la lluvia llegue pronto y que haga renacer la esperanza que parece perderse en los tonos grises de esta ciudad desconocida.