sábado, 1 de mayo de 2010

Providencia

Esto es un extracto de algo que me gustaría poder seguir desarrollando, espero que genere deseos de querer saber mas.

Ahora que estoy un poco más tranquilo como para poder contar esta historia reconozco lo difícil que fue esta parte de mi vida. Dos meses después de estar preso, supe entender cual era la realidad de mis luces y de mis sombras. Supe reconocer quienes realmente existían, quienes seguirán existiendo hasta el fin de mis días y quienes murieron de manera definitiva.
Era una noche oscura, la carretera apenas estaba iluminada por las luciérnagas del camino. De repente salió algo que no logre divisar bien y segundos más tarde la desgracia se hizo presente. No se cuantas vueltas dio la camioneta, no se cuantos golpes recibí, solo sé que cuando entre en conciencia, la oscuridad externa se adueño de todo. El más grande de los miedos sacudió mi cuerpo. Apenas tenia fuerzas para salir entre un centenar de vidrios rotos y poder encontrarme con una realidad que no quería ver. Busque aferradamente a Violeta, estaba como a cien metros de la camioneta, aun tenía vida. Intente levantarla y en ese justo momento, un grito aterrador se escucho muy cerca, era una mujer que lloraba la muerte de su hombre a quien yo acababa de atropellar.
Fue cuando entre en conciencia de la verdadera gravedad del asunto. En automático y como pude, hice una llamada desde mi teléfono celular que resulto ser salvadora. Minutos mas tarde una patrulla de transito se hizo presente. Me dijeron que me montara de inmediato que una ambulancia llegaría pronto y se llevarían al resto de las personas. No había pasado ni quince minutos cuando casi más de veinte motos inrumpieron la soledad de la noche reclamando la muerte de aquél hombre y pidiendo una venganza que me demandaba. Mi mente no coordinaba, pensaba en la suerte de Violeta, intentaba justificar una y mil veces que no tenia la culpa, que había sido un accidente. Uno de los policías me decía que corría peligro, que esa gente quemaría mi camioneta y que no se quedarían tranquilos hasta saciar su venganza conmigo. Mi cuerpo estaba bañado de sangre entre mezclada con un olor a muerte que me revolvía el estomago, el vomito casi se hacia presente.
No se en que momento partimos de aquella pesadilla, no se el tiempo que paso en llegar a la jefatura civil. En todo el camino mis pensamientos recorrieron una vida que solo había conocido de historias luminosas y que en este momento se transformaban en culpas y desgracias. En tres días partía para Alemania, tenía todo arreglado. Habían sido meses de planificación. Me esperaba un cambio anhelado, una Universidad de renombre, una pareja y un sin fin de oportunidades en ese afuera donde todo me sonreía.
Esa larga y terrible noche solo fue la primera de las muchas que le siguieron a partir de ese momento. Aun tengo presente el rugir de aquellas motos, los gritos desaforados reclamando castigo y los disparos al aire que en aquel pueblo de carretera rompían el silencio de manera desgarrada. Mí adentro no coordinaba bien lo que sucedía. Un sin fin de preguntas que debía responder una y otra ves se convirtieron en el cuento repetido. El teléfono, mi única herramienta de salvación se estaba quedando sin pila. No aparecía ningún rostro familiar que me devolviera el aliento. No sabía de Violeta, el olor a sangre estaba pegado a mi piel.
Ya no había nada que hacer, estaba en la entrada de un infierno que no conocía de retrocesos. La celda me esperaba, un espacio ajeno y desconocido me invitaba a compartir con seres grises un destino truncado. Tenia que ser guerrero, La supervivencia en aquél zoológico me lo exigía. La historia por contar apenas comenzaba.

7 comentarios:

  1. espero la continuacion de esta apasionante historia
    un abrazo sigue adelante
    Ximena

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  2. ya me dio tristeza con el pobre hombre hombre, que desgracia!!! q mas le paso?

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  3. Dale Luisito, dale;..continuala ya que no me cuadra contigo y eso me tiene aun mas a la expectativa!

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  4. Ay no que triste!!!!! Por favor no tardes en continuar....

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  5. Todos tenemos nuestra historia, todos tenemos nuestros propios barrotes, nuestro destino incierto, de eso se trata nuestra vida, de sobrevivir.... me impresionó la manera que este extracto nos introdujo en su realidad... por favor... cada palabra es un más allá... continúa...

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  6. Guaooo Quiero mas...!!!
    que chevere que explores voces distintas a la tuya... Me envolvió la historia... Que angustia con Violeta y Alemania esperando....jejejee
    Siguela luisitooooo...

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  7. Realmente me dejas con cosas en que pensar, sobre todo porque a los lectores siempre que estamos en frente de un arco, presumimos que ya podemos cerrar el circulo, pero eso es sólo aventurarse. Me gusta mucho no saber casi nada del joven protagonista, entiendo que debe ser joven. Pero es un desconocido, y lo que prioriza el relato es el hecho sobrevenido en tragedia. Eso me gusta porque muchas veces pasa que las historias de los desconocidos resultan mucho más atractivas, hasta por una especie de morbo de espectador. Me gusta. Eso me hace esperar la segunda parte. Y bueno, también saber porque providencia.
    Luis F.

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