jueves, 22 de abril de 2010

FANTASIA EN LA OSCURIDAD

Quiero compartir otro breve cuento de mi autoría, espero lo disfruten.

El cuarto está oscuro. Una suave brisa mueve las trasparentes cortinas. Simón no puede dormir, los recuerdos comienzan a invadir su mente. Los ruidos exteriores son señal de que vienen por el . La tembladera es incontrolable, el miedo se apodera de su cuerpo.
¿Será que ese hombre me viene a buscar? ¿Cómo le aviso a mi mamá? ¿Dónde me puedo esconder?
Simón se arropa completamente hasta la cabeza. Un ruido en la pared que está al lado de la ventana le hace pensar que aquel hombre trepa por una escalera para meterse en la habitación.
El niño quiere gritar, pero piensa que se daría cuenta que el está allí. Haciendo el menor ruido, se mete debajo de la cama. En este lugar la sensación era peor. El piso estaba frío y los juguetes no le dejaban espacio. Se acurrucó contra la pared y desde allí la sabana colgada, solo le permitía ver sombras.
¿Se robará mi colección de carritos y mi avión nuevo? ¿Matará a mis tortugas y a mi mamá?
El niño cree que el hombre ya está dentro del cuarto, siente los pasos muy de cerca. Una gran mano intenta agarrarlo.
De repente un fuerte grito llena la habitación. Inmediatamente se prenden las luces y Simón se da cuenta que no había ningún hombre, que solo era su madre la que estaba en el cuarto. Que la mano que se le acercaba, era una pelota que rodaba hacia él y que el ruido que se escuchaba afuera era el de una rama que rozaba con la ventana.
Todo había sido creado en su mente. Días atrás presenció un robo desde la ventana de su habitación y uno de los ladrones mientras intentaba escapar el pensó que logro verlo.
Simón no quiso admitir ante su madre el porqué del miedo que sintió y le dijo que estaba debajo de la cama buscando a una de las tortugas que se había escapado. El grito que dio fue porque pensó la había pisado.
Simón se acostó de nuevo, esta ves logro dormirse rápido. Afuera alguien intenta trepar por su ventana.

martes, 20 de abril de 2010

LETRAS VIRTUALES

Su mente estaba preparada para una actuación más. Su fantasía lo transportaría a una realidad que se hacia cada día mas lejana. Esta noche se conectaría de nuevo con esa abstracción cercana a eso que soñaba ser. Ya estaba nuevamente en posición, su mente estaba lista, sus manos se conducían solas.
Allí estaba el listado infinito de nombres, de seudónimos, de símbolos, de palabras contenidas. El esperaba solo por esas seis letras que no aparecian, que evocaban un nombre inexistente. Tenía varias noches sin verlas, pero el insistía. Coincidir con ellas era su oportunidad para seguir el cuento. La posibilidad de continuar con esa historia donde era pleno, desarrollado, pero por sobre todas las cosas era deseado. El afuera no le permitía mostrar ese lado de su adentro que era invisible e inexistente en su contexto diario. Aquí la realidad era otra, pero pasaban las horas y no aparecía.
Su refugio lo mantenía atado a la impotencia. Ese espacio donde se sentía protegido se convertía en un enemigo presente. Su mente no descansaba, y parecía no haber salida. Definitivamente esas letras contenían en su expresión una realidad excitante, explosiva, inteligente, sobrecogedora. Eran los sonidos callados de un dialogo mágico y morbosamente creativo. Esas seis letras llevaban consigo horas de delirio, horas de fascinación, de placer sexual y una parte de esa felicidad temporal creada en lo mas intimo de su ser.
Fue tan sencillo crear esa edad complaciente, esa estatura respetable, ese físico perfecto; y más aun ese título codiciado acompañado de un mundo material apetecible. Era una carrera de palabras que mientras mejor armadas estuvieran mas convencerían la mentira de un adentro complejamente diferente.
Esta vez sentía que había otra cosa, no importaban las mentiras de sus cuentos. Importaba la verdad del deseo, la autenticidad del sentimiento y la oportunidad de confrontar el destino ante una desnudez que era necesaria reinventar. Ahora que podía reconocer esa realidad, ya no estaba, ni siquiera sabría si estaría de nuevo. Era un peligro que siempre estuvo latente, era el universo virtual que se manifestaba.
Ya es muy tarde en ese mundo de la fantasía que no conoce de tiempo. Quizás algún día aparezca de nuevo ese símbolo contenido en seis letras. El Chat de esa noche acabo. El sueño se traslado al inconsciente. Ahora toca dormir en la entrega de una ilusión que pareciera ser también obligadamente incierta.

jueves, 15 de abril de 2010

Protagonistas del trópico

El ruido y el tráfico en Caracas eran los acostumbrados para un lunes a las doce del mediodía. Estaba en una esquina frente a la Plaza Brión de Chacaito. Me disponía a cruzar la calle y pude escuchar claramente lo que decía a través de su teléfono celular. Era una mujer muy joven, quizás no pasaba los veinte años. Vestía unos jeans ajustados que le daban forma a un cuerpo de proporciones tropicales. “Estoy preñada, y tu bien sabes que ese hijo es tuyo, date por enterado”. Eso fue lo último que escuche, hasta que se me perdió de vista en medio de la multitud de rostros que iban y venían. Me quede pensando sobre el destino de esa mujer. Hasta caí en cuenta sobre el papel protagónico que tenia el celular en un evento que pudiera ser de tanta trascendencia para ella.
Ya en el ascensor del edificio al cual me dirigía, me encontré con otras dos mujeres. Una de ellas casi anciana, vestía una falda negra muy desgastada y una blusa de color blanco añejado por el tiempo. Sus manos resecas y manchadas parecían ser las de una mujer que le tocó trabajar muy duro. Sus piernas varicosas lucían hinchadas y maltratadas. La otra era una de las encargadas de limpieza del edificio. Una mujer gorda pero bien arreglada. Con una sonrisa franca que dejaba a la vista una dentadura incompleta.
“Tengo dos pelotas bajo el brazo” le decía la anciana, “aún no se si son malas o buenas. No puedo tomar reposo, ahora en la casa hay otra boca más, Carmen parió una niña y la pobre esta sin trabajo. Los dolores no me dejan levantar bien el brazo” El ascensor paró en el piso cinco y las dos mujeres se despidieron. “Pobre mujer, me dijo la encargada de limpieza, La entiendo perfectamente. A mi me toco criar cinco muchachos yo sola, tres míos y dos de mi hermana menor. No es fácil y mucho menos en esta situación, pero que se puede hacer”
El ascensor ya estaba en el piso doce y me tenía que bajar. En ese breve instante, mientras caminaba por el pasillo que me conducía para la oficina pensaba en el destino incierto y vinculante de las protagonistas de esta historia.

miércoles, 14 de abril de 2010

ENCUENTRO CON ELLA


Allí está ella, el espacio es el mismo que todas las noches cobija la melancolía de sus pensamientos. El escenario nocturno refuerza la intensidad de un sentir desbordado. El silencio de su adentro se ve irrumpido por aquel monologo con la nada sin sonidos presentes.

¡No, llorar no! ¡Gritar, eso es lo que quiero!

Gritar a todos mis angustias, mi desesperación y mis deseos reprimidos. Vaciar este peso que me oprime y me hace daño.

¿Pero para que? Si solo logro desahogarme en la nada, despertar más soledad sobre mi vida. No existen oídos que me comprendan. Solo están estas cuatro paredes, las mismas que siempre se cargan, las mismas que siempre se llenan de fantasmas que día a día crecen y me hacen compañía.

¿Pero que soy? ¿En que me estoy convirtiendo? El paso del tiempo no me perdona, las grietas se convierten en la sorpresa de cada despertar. Me desfloro sin ni siquiera haber florecido. Mi vientre humedo se seca.

Pero… si eso es lo que soy un ser lleno de complejos, con deseos reprimidos, con ansias muertas. Una ilusión perdida en la búsqueda de un sueño.

Cómo quisiera ser seducida, sentir dentro de mí la fuerza que despierta al ser animal. Saciar lo que estas manos ya no logran satisfacer. Perderme en los rituales del amor. Despertar la poca fecundidad que me queda. ¡Sentirme Mujer!

Quisiera que mi cuerpo se nutriera con la misma fuerza que brota sangre de mis entrañas. Pero me encuentro sola, Afuera todo es lejano y una tinta gris pinta la silueta de mi ser. Pertenezco a una realidad que no me reconoce.

¿Pero que realidad? Una falsa, una mujer realizada para una cuerda de estúpidos que no comprenden de esencias. Una realidad que no soporta imperfecciones, Una realidad que me considera un objeto inútil.

Una vela se consume frente a su rostro con una fuerza imparable, con una luz exuberante y despierta una mirada celosa que no la refleja.

Allí continúa ella, niña bonita, niña soñadora, cuento de hadas.

Sueno perdido, vacío en la nada…

Siluetas quemadas.

sábado, 10 de abril de 2010

Ensayo para una escena

En un trabajo que debo realizar para el Taller de creación Literaria tengo la tarea de crear una escena para una historia que podría desarrollar en lo futuro. Esto es un pequeño ensayo mostrando varias escenas en parte de un relato , aun debo pulir y resumir mucho más el contenido. La ubicación de estas escenas dentro de la historia, en este momento no importa. Me gustaria saber si les genera deseos de querer saber más sobre un antes y despues de este relato .
En el piso tres de la Clínica está el consultorio del Doctor. De allí nos remitirán al piso siete donde le practicarían su primera sesión de quimioterapia. Llegamos dos horas antes y nos instalamos a esperar al final de aquel largo y frío pasillo. Ya en su rostro había señales evidentes de una descomposición anticipada. No podíamos evitar revivir los momentos por los que había pasado nuestra gran amiga hacia apenas un año. Esta escena parecía pertenecer al mismo guión de aquella triste historia, solo que con otra protagonista.
Pronto comenzaron a llegar los participantes que venían al evento del coctel químico, algunos como acompañantes y otros como consumidores. Parecían una comuna de cómplices. No tardo mucho cuando comenzaron la encuesta de evaluación para la principiante del día.
“Primera vez” le pregunto una señora con un dejo de valentía y experiencia, mas adelante, reconocimos que era solo un escudo para ocultar el terrible miedo que llevaba en lo mas adentro de su ser. Toda la atención se centro en Victoria sin poder evitar que se viera expuesta a desnudar su enfermedad a una serie de desconocidos que se convirtieron en ese momento en la referencia de las más insólitas situaciones de vida.
Su rostro asustado parecía no asimilar el interrogatorio obligado y mucho menos ocultaba la sensación de asombro ante tanta información que le llegaba sin ningún tipo de anestesia. Cada historia contada revelaba una realidad fuerte, intensa, diferente; lo único que las vinculaba era la existencia de un mal que no conocía de edad, sexo, color de piel, educación ni poder adquisitivo.
Ya eran las ocho y media de la mañana, El doctor no llegaba aún y mientras, la situación en la sala de espera del consultorio era la misma que en una sesión de terapia pública desordenada donde los roles entre los conductores y los conducidos se alternaban. Entre ellos se preguntaron por alguien ausente ese día y en sus rostros quedaba la incógnita si era una ausencia definitiva o simplemente que su tratamiento había terminado. “El murió la semana pasada”, “Que cosa, se entregó tan rápido y eso que se le veía tan fuerte” fueron las ultimas palabras que me atrevi a escuchar y sali a tomar un poco de aire, la ansiedad me estaba asfixiando.
La enfermera fue llamando de uno en uno según el orden de llegada, para que entregáramos las medicinas y los informes. A nosotros nos toco de primeros, ese día no llevamos el arsenal de químicos que muchos de ellos tenían en pequeñas cavas. Por suerte, El médico nos donó las primeras medicinas de esta sesión.
Le pedí se quedara sentada, con el argumento de su agotamiento. No quería que se enterara de cuan avanzada estaba su enfermedad y por eso me las ingeniaba para que no tuviera contacto con los informes médicos ni con los resultados que se debían entregar. Me encargaba de manejar secretamente todos los papeles en mi empeño de hacerle sentir una especie de ilusión que ella sostenía, haciéndome creer que no se daba por entendida. Mucho tiempo después lo reconocí, fui muy tonto en subestimar la agudeza de aquella mujer a pesar de los casi veinte años que tenía conociéndola.
No paso mucho tiempo cuando ya estábamos en el piso siete, y ella se mantenía atada a una serie de cables que eran alimentados por aquel veneno químico. Nuestros rostros se miraban y en lo mas intimo de nuestro pensamiento estaba la idea clara de que aquello tenía como única opción atrasar la agonía de una muerte anticipada.

jueves, 1 de abril de 2010

FANTASMAS

Quiero compartir otro cuento corto de mi autoria, espero lo disfruten.
Estoy sentado frente a las rejas. El piso agrietado se siente frío, las paredes están húmedas, un sin fin de historias se pueden leer en ellas. Siento una distancia muy corta entre estos muros. La soledad y la oscuridad me asfixian.
Oigo ruidos, escucho voces, pero no siento la presencia de nadie. No tengo idea del tiempo que llevo en este lugar. No tengo conciencia de mi edad, no logro saber si es de día o es de noche.
“Yo no tuve la culpa”, me lo repito una y otra ves, lo que sucedió fue inesperado. El miedo se apodera de mi cuerpo. Me arrastro en el piso. Las tinieblas que siempre me han acompañado ahora son más grandes, más grises, más inesperadas. A mi mente viene la imagen del rostro sin vida. La misma que desde el principio me amenaza. Sus ojos me miran lánguidos, el color de una piel amarillenta alumbra la oscuridad de mis imágenes. Si, allí esta, se que viene a vengarse.
Para mí las cosas nunca fueron fáciles. En mi vida todo fue negro. Solo era la oportunidad de ver claridad en mi horizonte. Todo paso muy rápido, él no tenía porque estar allí. Todo hubiera salido perfecto. ¿Porque tuvo que ser así?
Se acerca, siento los pasos muy cerca. No tengo salida, tengo que escapar. El calor me esta quemando, es como una fogata que esta en el afuera y en el adentro de todo mi ser.
Quiero evadir esta realidad, cierro los ojos pero siento su presencia más cercana. Ahora está vivo, su mirada penetrante me acusa, me señala. El corazón me palpita más fuerte que nunca. Su sonido es como un tambor dentro de mi cuerpo que esta a punto de reventar . Allí esta la rata que siempre me acompaña, cuanto no daría por estar en su lugar y escapar por esa rendija camino a mi libertad.
No creo que pueda seguir viviendo con esta culpa. Los segundos son horas y la soledad esta acompañada de fantasmas.
Es muy tarde, está amaneciendo,en la celda un hombre pelea con la nada.