El ruido y el tráfico en Caracas  eran los  acostumbrados para un lunes a las doce del mediodía. Estaba en una   esquina frente a la Plaza Brión  de Chacaito.  Me disponía a cruzar la calle  y  pude escuchar claramente lo que decía a través de su teléfono celular. Era una mujer muy joven, quizás no pasaba los veinte años. Vestía unos jeans  ajustados que le daban forma   a un cuerpo de proporciones    tropicales. “Estoy preñada, y tu bien sabes que ese hijo es tuyo, date por enterado”. Eso fue lo último que escuche, hasta que se me perdió de vista en medio de la multitud de rostros que iban y venían.  Me quede pensando  sobre el destino de esa mujer. Hasta  caí en cuenta sobre  el papel protagónico que tenia el celular en un evento que pudiera ser de  tanta trascendencia para ella. 
  Ya en el ascensor del edificio al cual me dirigía,  me encontré con otras dos mujeres. Una de ellas  casi  anciana, vestía una falda negra muy desgastada  y una blusa  de  color blanco  añejado  por el tiempo. Sus manos resecas y manchadas parecían ser  las de una mujer que le tocó  trabajar muy  duro. Sus piernas varicosas  lucían hinchadas y maltratadas. La otra era una de las encargadas de limpieza del edificio. Una mujer  gorda pero bien arreglada. Con una sonrisa franca que dejaba a la vista una dentadura incompleta.
   “Tengo dos pelotas bajo el brazo”  le decía la anciana, “aún no se si son malas o buenas. No puedo tomar reposo, ahora en la casa hay otra boca más, Carmen parió una niña y la pobre esta sin trabajo. Los dolores no me dejan levantar bien el brazo” El ascensor paró en el piso cinco y las dos mujeres se despidieron. “Pobre mujer, me dijo la encargada de limpieza,  La entiendo perfectamente. A mi me toco criar cinco muchachos  yo sola, tres míos y dos de mi hermana menor. No es fácil y mucho menos en esta situación, pero que se puede hacer” 
     El ascensor  ya estaba  en el piso doce y  me tenía que bajar. En ese  breve instante, mientras caminaba  por  el pasillo que me conducía para la oficina pensaba   en el destino  incierto y vinculante de las protagonistas de esta historia.
Luisi, introduces a tus lectores en la historia... siento que estuve allí. La realidad se impone, que bárbaro! Qué será de ellas?
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